martes, 23 de octubre de 2012

MAP#1: Mecanismos preasociativos; o por qué el ruido de la aspiradora a los cinco segundos me pone de tan mal humor.

En la primera entrada de MAP (mecanismos de aprendizaje) hablaremos fundamentalmente de habituación y sensibilización, dos mecanismos preasociativos de aprendizaje.

¿Por qué decimos que son "pre-asociativos"? Porque, al contrario de lo que veremos más adelante, no se produce una asociación entre estímulo (aquello que percibimos) y respuesta (cómo reaccionamos ante el estímulo) y por tanto no podemos encuadrarlo dentro de otros mecanismos asociativos. En los mecanismos preasociativos la respuesta aumenta o decrece, reaccionamos con más o menos intensidad, y esto es habituación y sensibilización.


  • Habituación: Decremento o desaparición de una respuesta que se produce por la mera repetición del estímulo que la desencadena. 
  • Sensibilización: Aumento de la respuesta a un estímulo por la mera presentación repetida de éste. 


El ejemplo: 
Sensibilización al ruido de la aspiradora. 
El ruido de la aspiradora suele ser de una intensidad bastante alta, es el tipo de estímulo al que es fácil sensibilizarse (lo contrario para habituación). Por eso no es de extrañar que, en ocasiones, cuanto más tiempo estamos escuchando el ruido más irritamos estamos.
Habituación a sonido del proyector.
A menudo cuando estamos en clase y el profesor pone un powerpoint mediante un proyector, al principio escuchamos un ruidillo que emite el proyector, es su sistema de ventilación funcionando e incluso nos molesta. Al cabo de unos minutos deja de molestarnos, hemos dejado de responder al estímulo, nos hemos habituado. Tanto es así que al cabo de dos horas de clase cuando el profesor apaga el proyector pensamos "uff, vaya ruido tenía y ni me he dado cuenta hasta que no lo ha apagado".

La pregunta: ¿Qué pasaría si estos mecanismos no existiesen?
Estamos siempre expuestos a olores, sonidos, cientos de sensaciones de todo tipo. Imaginaos que nunca pudiésemos ignorar ninguna de ellas.

El error típico: Habituación no es lo mismo que adquirir una costumbre. Aunque en lenguaje coloquial habituarse y acostumbrarse puedan usarse indistintamente en algunas oraciones, técnicamente decir: "ella se habituó a despertarse todos los días a las ocho", es incorrecto. En este caso lo acertado sería decir que ella se acostumbró ya que el término habituarse hace referencia al mecanismo de ap. preasociativo al que antes hacíamos referencia.

domingo, 4 de marzo de 2012

El pasado no tiene valor terapéutico.

En esta entrada vamos a intentar desarrollar la siguiente idea:

El pasado sólo es relevante en la medida que incide en el presente, puede ayudarnos a entender cómo se ha desarrollado el comportamiento pero no tiene ningún valor terapéutico.


A menudo, escuchamos eso de que la explicación de lo que hacemos actualmente puedan ser sucesos o traumas que nos ocurrieron de niños e incluso en el vientre materno. No es rara la concepción del psicólogo como aquella persona que te pregunta por tu niñez; sin embargo, desde aquí no apostamos por factores intrapsíquicos o del pasado para explicar lo que hacemos, sino que la respuesta está en el presente, en lo que hacemos, en patrones de comportamiento modificables por aprendizaje.

A muchos de vosotros os sonará "In treatment" una serie de éxito en norteamerica donde una pareja de psicoanalistas trataban a un paciente por semana, el "tratamiento" finalizaba cuando llegaban al origen del problema. 

Sin embargo conocer qué tipo de cosas nos sucedieron hace años no va a hacer que nos encontremos mejor. El pasado sólo es relevante en la medida que forma parte del presente, en la medida en la que esos sucesos inciden sobre el presente, si como cliente vienes a consulta por una fobia a las alturas, intentaremos formular una hipótesis de origen de ese miedo porque puede ayudarnos a entender qué cosas lo mantienen y así cómo dejar de mantenerlo,como hacer que dejes de tener ese miedo, se trata de cosas tipo un episodio en el ascensor donde pasaste mucho miedo, o en un avión, preguntas encaminadas hacia ahí tendrían sentido, en cambio conocer como era la relación con tus padres, si te sentiste rechazado en la infancia o como ha sido tu vida sexual, como espero que esteis pensando, no lo tendrían. 

Aunque consiguiésemos formular esa hipótesis de origen, ¿Haría esto que vuestro miedo desapareciese? No. Conocer este tipo de datos, no va hacer que magicamente el problema quede solucionado, esto no es sólo que no complete el tratamiento, que no sea terapéutico, sino que no forma parte del tratamiento, forma parte de una fase anterior al tratamiento, la evaluación.

Tenemos la responsabilidad de tratar con las personas de la mejor forma posible, con el menor coste de tiempo, dinero y sufrimiento del cliente y eso pasa por centrarnos en el presente para evaluar y tratar, y no en traumas del pasado, deseos reprimidos, constelaciones familiares y un lamentable largo etc. 


Un buen amigo suele decir lo siguiente, que resume perfectamente el planteamiento:

"Cuando me clavan una flecha en el brazo, no me interesa quién fabricó la flecha, con qué materiales la hizo, dónde se fabricó, ni cuánto tiempo hace que se fabricó. Saber que me han clavado la flecha tampoco me ayuda demasiado, de hecho no la saca de mi brazo. Lo que me interesa es que alguien me la quite con el menor perjuicio para mi salud"